Se denomina narración al resultado de la acción de
narrar, esto es, de referir lingüística o visualmente una sucesión de hechos
que se producen a lo largo de un tiempo determinado y que, normalmente, da como
resultado la variación o transformación, en el sentido que sea, de la situación
inicial.
Mientras que desde la perspectiva semiológica la
narración se puede realizar con cualquier clase designos, la lingüística
considera que un "texto narrativo" responde a una clasificación
basada en la estructura interna donde predominan secuencias narrativas. Estas
secuencias se construyen mediante el signo lingüístico, lo que deja fuera el
carácter narrativo que pudiera presentar un cuadro o imagen, como La liberté
guidant le peuple (La libertad guiando al pueblo), cuadro de Eugène Delacroix.
Características de la narración literaria:
Dado que una narración es un encadenamiento de
sucesos, las relaciones sintácticas fundamentales que se dan son de naturaleza
causal y temporal: un hecho lleva a otro y, por lo tanto, existe fluir temporal.
En este sentido, es frecuente en un relato el uso de conjunciones o locuciones
conjuntivas que indiquen 'causa' y 'consecuencia', y adverbios y locuciones
adverbiales de 'tiempo'. También, por su utilidad para señalar 'hechos que se
van sumando unos a los otros', es frecuente el uso de la coordinación
copulativa. En cuanto a la modalidad causal, es lógico el predominio de
cláusulas aseverativas
El narrador:
Artículo principal: Narrador
El emisor de un texto narrativo recibe, de acuerdo
con la función que realiza, una denominación especial: la de narrador. No
obstante, la razón de la misma estriba en la necesidad de prever que en algunos
textos narrativos el emisor y el narrador no coinciden o, dicho con otras
palabras, no son 'la misma persona'. Tal situación se da, como es evidente, en
los textos narrativos literarios. Lo que ocurre en las novelas y en los cuentos
es que la historia que se cuenta ha sido inventada (o, por lo menos, así se
presenta); dado que esto es así, no es posible que el emisor (el autor real)
haya podido ser testigo de la misma.
Narraciones omniscientes:
1)
“…erase una vez un niño que tenía
muchísimos juguetes. Los guardaba todos en su habitación y, durante el día,
paraba horas felices jugando con ellos…”
2)
“… pero el niño no sabía que sus
juguetes durante la noche cobraban vida y hablaban entre ellos…”
Narraciones en primera persona:
3)
“…Me tendí en la hierba, que era muy
corta y suave, y dormí en mi vida. Intenté levantarme, pero no pude moverme…”
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